lunes, 13 de febrero de 2012

Cortando Limones


Una mañana mas, la caravana se ilumina con los primeros rayos de sol, la pintura cromada refleja con una fidelidad poco traicionera, el bosque de Tennessee que se encuentra al otro lado de la pradera. Pero no es el único vehículo, y es que hay un verdadero hormiguero que lanza sus reflejos plateados a la atmósfera. Un molinillo de viento multicolor juega con el viento, clavado en una maceta, que en realidad es un bidón de petróleo, descansa en un improvisado porche hecho con materiales reciclados.
Unas tímidas vocecillas se alzan entre el country que lleva la abarrotada habitación, llena de vinilos de autores merecedores de la categoría expositor de gasolinera.
Una señora mayor, de cara muy arrugada, esta sentada en una mesa, que está llena de tazas de café vacías con los últimos posos aún en los culos, lo cual contribuye al peculiar aroma que inunda la sala. Está manejando unas pequeñas pastillitas entre las manos, y las guarda en su pastillero. Al otro lado de la mesa, casi oculto entre unas revistas de coches y mujeres con poca ropa, se encuentra un chico, que sonríe, mientras pregunta:

<< ¿Y para que sirven esas?>>
<< Casi todas sirven para lo mismo>> dice la vieja con voz enigmática, un poco velada por años de tabaco
 << ¿Y éstas?>>señala un paquete con unas píldoras con su manita.
<<Ésas ponen contenta a mamá, pero ya no las va a necesitar, porque  papá va a venir hoy por la tarde, y no va a estar nunca triste, jamás>>

Pensativo, el niño, que no tendrá ni seis años, sale corriendo de la caravana, que parece más fácil de lo que es, y se juega el pescuezo en mas de una esquina demasiado afilada.

<< ¡Suzanne, Suzanne!>> Llama el niño a la puerta de la caravana contigua.
<< ¿Qué quieres Cam?>> Pregunta somnolienta una niña rubia y pálida.
<< Hoy va a venir mi padre…>>empieza el niño
<< Y le vamos a organizar una cena, ya me lo dijiste ayer>> ríe la niña divertida, mostrando los huecos que deberían ocupar sus dos paletos.
<<Ya, pero, lo que te quiero decir, es que, ¡Sé que hacer para que estén todos contentos!>>
<< ¿Te has dado contra el pico de una mesa? ¿Cómo vas a conseguir eso? ¿Qué has hecho? Cómo estropees algo de la cena...>>
<< Mejor no te cuento nada, que eres una bocas…>>


Es divertido cortar limones, sobre todo cuando tienes azúcar y hierbabuena cerca, eso siempre pone feliz a mamá. Por eso hoy sonríe tanto, por que estamos toda mi familia y la de Suzanne juntos. Preparamos una cena, y nos quedamos todos sentados. Pasan más horas de las que deberían, papá no viene. Todos han decidido empezar, están todos felices, justo como quería. No han mirado los relojes, y aunque no son ni las ocho, todos cierran demasiado los ojos, y finalmente se caen encima de sus platos.

Pero, esto no es lo que yo quería, tienen que estar despiertos, si no, no verán venir a papá…
<<Suzanne, Suzanne, ¡Despierta!>>Está fría como un tempano.
<< Cam, ¿Qué cojones está pasansdo aquí?>> Susurra con terror la voz de mi padre desde el marco de la puerta, y el niño solo puede llorar mientras sacude el cuerpo de su amiga, para que se despierte.

lunes, 30 de enero de 2012

No sabía...//No sé...//Ya no puedo evitar ...

No sabía que no debería haber dado ese paso...
No sabía que quizás me arrepentiría cuando ya fuera irremediable...


{Solo pido(No)Morir[mirando al mar]}


Tampoco sé que me espera mañana
No sé que voy a hacer
No sé si lo voy a conseguir
No sé si soy suficiente
No sé ni lo que entra en el examen de mates de mañana


You´re (Not) Enough.


Ya no puedo evitar enredarme en tus palabras
Ya no puedo evitar alargar vocales para añadir caracteres a una conversación vacía
Ya no puedo evitar mirarte con mis ojos manchados de barro
Ya no puedo evitar no disimular
Ya no puedo evitar mirarle con envidia
Ya no puedo evitar no sonreír
You´re (Not)     [               Alone                ]

lunes, 23 de enero de 2012

Atravesar el Espejo

A veces, cuando estoy nerviosa, bailo. Bailo para olvidar, para enfadarme, para alejarme de las sobras que me comen terreno en el escenario, de las que no puedo escapar... 
No hay nada que no pueda arreglar encendiendo el caset y dejandome llevar por la musica.
Porque, al fin y alcabo, todos saben que cuando empiezo a bailar mi cerebro se sumerge en una bañera de notas y compases acelerados, que no soy yo, que un brillo especial recorre mis ojos, y que consigue disimular mi expresion ausente habitual.
Esto me gustaba, era, al fin y al cabo, mi vocación... Pero te fuiste, mamá, te fuiste sin despedirte, del modo mas egoista que pudiste... ¿No eras feliz? Despierta mamá, nuestra casa estaba demasiado sucia como para que alguién lo fuera. Papá se quedo destrozado, fue el quién te encontró, ayer, en tu quinto aniversario, porfín me dijo a mí, lo que no le ocultó nunca a vuestra almohada. Dejando media cama fría sin tu tacto. Lloró, y yo, como por tu culpa, le odio, no supe que hacer.Supongo que es lo que perseguias, no dejando que él me tuviera para si mismo mas tres segundos. Intentaste cambiarme en muchos sentidos, pocos buenos, pero en cierto modo, tenias derecho, soy tu hija. Lo que nunca te perdonaré, es lo que hiciste con papá. Cuando te fuiste, de rrepente algo se movió en su cerebro, y desde entonces se convirtió en tu sombra. Me apunto a clases de baile, justo como tu siempre quisiste, y se dio al blues, que todo el mundo sabe que corrompe el alma hasta dejarte hecho un guiñapo lacrimoso. En una de esas, ayer, entre Aretha Franklin, y una moderna Adele, me miro con esa cara que podría enseñar la verdadera aceptión de melancolía, y sonrió con sus labios contorneados por un bigote de brandy. Supe que ya estaba muerto, aunque respirara, su corazón realmente había dejado de latir 5 años atrás, y esa dependencia y ese egoismo, me hizo salir llorando hasta mi cuarto. 
Pero ya no puedo escaparme de tí mamá, ni siquiera con ayuda de una canción. 
Así que, como tu me enseñaste, vestí con tu ropa, y realicé la rutina que hacías todos los domingos por la mañana. Cogí el autobus, y llegue hasta tu sala de baile favorita. Hice la diagonal en la que estaba trabajando, y en un descuido, aún no se cómo, atravesé el cristal. Y por eso ahora estoy hablando contigo, reprimiendo las arcadas, y con la terrible sensación de sabor a sangre en la boca.

martes, 20 de diciembre de 2011

Invierno

Abriste los ojos, y partiste la realidad en dos, como un juguete, como un espejo. Abandonaste tu cama, que poco a poco fue perdiendo calor, hasta quedarse como el oscuro contenedor de pesadillas que en realidad era, hasta quedarse como en único testigo de tu marcha. Necesitabas salir, irte de esa casa que te daba dolor de cabeza al ritmo que te oprimía el pecho, y aún tuviste el valor necesario para mirar atrás cuando te alejabas por la calle, sin prestar atención al peligroso color morado que tomaron tus labios. Baldosa a baldosa, parecías una Dorothy en busca de un Mago de Oz que te enseñara a atarte los cordones, que te alejaba de la tierra del oeste a un ritmo de treinta nudos. No te fue fácil encontrar un bar abierto, así que acabaste por coger robada una taza de un puesto, y saliste corriendo con el chocolate caliente, muy caliente. El chocolate sustituye al amor, pero tu no estabas para placebos, y rechazaste el cálido abrazo de la bebida navideña, y aún con los labios pintados de marrón, cogiste el primer autobús que pasó por la parada, sin saber el destino, sin sin mirar el número del letrero luminoso. Bajaste cuando las nubes dijeron que volvieras a la tierra, y te encontraste en el medio de una ciudad desconocida, llena de extraños, cerraste los ojos con fuerza, justo como te habían enseñado en clase que había que concentrarse, y una lágrima, un poco grisácea a causa del maquillaje, cayó sin pausa por tu moflete, y tocó el suelo ante la indiferente mirada de los viandantes . Abriste los ojos, todo volvió a su lugar durante cinco segundos. Los pájaros volvieron a volar, el sol brilló de nuevo, y el canto de los niños llenó la plaza. Pero, pasados los tres segundos de cortesía, en cuanto cayó la segunda lágrima, las nubes volvieron a cubrir la plaza, los pájaros se fueron, y del sol solo quedó un vago resplandor blanco detrás de los cirros . Nadie pudo salvarte del invierno en el que se fundía tu corazón

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Jitimai

Melancolía, que persigue como lo haría una estela de humo a la varilla de incienso de la que ha salido, parecen días los segundos en los que eran la misma cosa, en los que nuestra habitación no estaba teñida del olor meloso que ahora se enreda en las pestañas. Esta melancolía, cómo el barro, solo hunde, y lo peor es que no se puede recuperar lo que nunca se ha tenido, y las plumas de pavo real  se hunden sin pausa en ese manto de mentiras, de indiferencia, de mierda. De unas semanas de gloria que solo precedían a un ocaso que no parecía mejor que esto.
Pero lo es, es raro escribir pensando en ti, y no sentir nada más que rabia, vacío, cuando apenas cruzamos una palabra. Pelirroja, corre detrás del conejo blanco y métete en su madriguera, devuelve el tiempo y despinta las rosas rojas, mata a el gato risueño de pena y vuelve para comerte un pedacito de tarta envenenada que diga <<Cómeme>>
En este mundo donde no existen lo finales felices,  los complejos hacen lo necesario para que nos metamos en nuestras cajitas de plástico, y saludemos al público que nos mira desde su escaparate, para que nos compre y nos utilice para sus caprichos tontos, vida, la llamaban.
Te quiero y punto, mis ojos no ciegan los tuyos, pero nadie ha dicho que tenga que ser reciproco, igual que esta cicatriz que me cruza el cuerpo, de la que tu no disfrutas el dolor.

jueves, 13 de octubre de 2011

Rhapsodia Azul

Ahogarme en quejas mudas, fumar de una pipa de burbujas, con una cometa en el cielo, que hace las veces de estrella fugaz que me guía hasta mi particular oriente, que no es otro que tus ojos. En vez de cruz, un relicario con un espejo, primer mandamiento YO, segundo EGO, y tercero, una rosa para terminar cada canción,

Pensando que volamos, cuando en realidad estamos anclados, anclados a una verdad que escapa, un suspiro sumiso y un autobús que no llega. Calcetines dos tallas mas pequeños, una zapatillas y ya parece que vuelas, nada como extender los brazos y dejar que el viento haga el resto. Nada como el brillo de tu sonrisa.

Un cuaderno rojo, de una ralla, un significado y un nuevo idioma
Ich liebe dich dicho a voz de pronto y mal humor, un autobús que tampoco llega, pero del que desprenderse por no tener muy claro el destino. Nashville, Franklin, cinco, tres alfileres en un mapa estatal y una nota en el aire, que significa el principio,

Pero también el final, y la melancolía solo tiene cabida en las estaciones de autobuses: Una isla semi-tropical, una canción y un coche para recorrerla, un reflejo entre los árboles que seguir como en los cuentos de hadas. Perderse en el monumento al Holocausto, persiguiendo a un diente de león con caries.